
Hoy, mientras cenaba a solas, mi único hijo (Ramsés) llegó a casa más temprano que de costumbre y se acercó hasta la mesa comentando con un tono algo misterioso, que quería conversar conmigo. Remarcó que sus intenciones eran compartir más que de padre a hijo, con un verdadero amigo.
De inmediato se me vino a la mente la idea que mi hijo estaba listo para salir del clóset y confesarme que era toda una hembrita. Pensé que intentaría hacerme entrar en razón con argumentos post-modernos que según su idiosincrasia y sentimientos “yo como amigo”, tendría que entender y compartir. A pesar de esta desgracia anticipada, supe guardar silencio y antes de dar mi veredicto al respecto y explicarle que contaba solo con 24 horas para largarse de mi techo, interrumpí el pollo en brazas de Los Hermanos Riviera que me estaba comiendo, y preferí escuchar lo que tenía que decir.
“Ramsi”, como le hemos llamado desde que es un niño. Que ahora que lo pienso… ¿para qué le ponemos un nombre a nuestros hijos si tenemos planeado el sobrenombre, apodo o diminutivo, incluso desde mucho antes de su nacimiento? ¡En fin! eso no viene al caso.
Para mi sorpresa, el tema que Ramsi quería discutir conmigo no era otro sino cuál sería la mejor manera de pedir la mano de su amada novia. Emocionado dijo que estaba listo para casarse y que mañana la sorprendería con su proposición. Mi pobre muchacho no paraba de hablar que si “fulana” era la mujer de su vida, que si yo había conocido a alguna mujer tan bella como ella, etc, etc…
Sentí temor, lo confieso, y lo peor de todo, es que me hizo recordar a su madre (la mutante). Así la he llamado desde que nos divorciamos. Sentí tanta angustia por la noticia, al punto de que hubiese sido preferible que Ramsés confesara su debilidad por mordisquear almohadas. ¡Verídico! Era preferible eso, a que el muchacho se casara así, de buenas a primeras… sin saber en qué peo se estaba metiendo.
En ese momento supe que había llegado el momento de hablarle a mi hijo acerca del “A.V.A.I.M.E”.
De inmediato se me vino a la mente la idea que mi hijo estaba listo para salir del clóset y confesarme que era toda una hembrita. Pensé que intentaría hacerme entrar en razón con argumentos post-modernos que según su idiosincrasia y sentimientos “yo como amigo”, tendría que entender y compartir. A pesar de esta desgracia anticipada, supe guardar silencio y antes de dar mi veredicto al respecto y explicarle que contaba solo con 24 horas para largarse de mi techo, interrumpí el pollo en brazas de Los Hermanos Riviera que me estaba comiendo, y preferí escuchar lo que tenía que decir.
“Ramsi”, como le hemos llamado desde que es un niño. Que ahora que lo pienso… ¿para qué le ponemos un nombre a nuestros hijos si tenemos planeado el sobrenombre, apodo o diminutivo, incluso desde mucho antes de su nacimiento? ¡En fin! eso no viene al caso.
Para mi sorpresa, el tema que Ramsi quería discutir conmigo no era otro sino cuál sería la mejor manera de pedir la mano de su amada novia. Emocionado dijo que estaba listo para casarse y que mañana la sorprendería con su proposición. Mi pobre muchacho no paraba de hablar que si “fulana” era la mujer de su vida, que si yo había conocido a alguna mujer tan bella como ella, etc, etc…
Sentí temor, lo confieso, y lo peor de todo, es que me hizo recordar a su madre (la mutante). Así la he llamado desde que nos divorciamos. Sentí tanta angustia por la noticia, al punto de que hubiese sido preferible que Ramsés confesara su debilidad por mordisquear almohadas. ¡Verídico! Era preferible eso, a que el muchacho se casara así, de buenas a primeras… sin saber en qué peo se estaba metiendo.
En ese momento supe que había llegado el momento de hablarle a mi hijo acerca del “A.V.A.I.M.E”.
Apenas nombré las siglas, su expresión de confusión exigía a cambio que profundizara al respecto. Repetí el nombre y expliqué… A.V.A.I.M.E. (Asociación de Víctimas Anónimas e Involuntarias por Mutantes Encubiertos).
Su rostro transpiraba sus dudas mientras yo continuaba diciendo:
—Efectivamente hijo. Aunque te parezca mentira, las mujeres, en su mayoría, son mutantes. Tu pobre padre ya pasó por esto hace diez años por culpa de tu madre. Nunca te lo he dicho, pero yo no sabía qué hacer mientras tu madre mutaba en silencio. Fue entonces cuando empecé a frecuentar bares para intentar llegar a casa tan tarde como fuera posible y no presenciar el proceso y, en una de esas tantas borracheras, fue donde me hablaron por primera vez de esta asociación sin fines de lucro. Desde el primer día me ayudaron con mi tragedia y desde entonces, no he faltado a ninguna de las asambleas que se arman los primeros sábados de cada mes; aunque ahora, en vista de mi experiencia, asisto no como víctima, sino como orador y consejero.
También le expliqué que la A.V.A.I.M.E. ha ayudado a más víctimas del timo del matrimonio que los Alcohólicos Anónimos a sus borrachos. En nuestra organización cada sede es autónoma, sin embargo se maneja una misma filosofía a nivel mundial: Soporte psicológico y sobre todo “prevención”.
Después de explicarle a grandes rasgos quiénes éramos, pregunté;
—¿Qué tan detallado has observado a la madre de tu futura esposa? Pregunto esto porque debo prevenirte. Las mujeres (especialmente la de uno) mutan en silencio, no dejan huella inmediata sino hasta que los cambios son evidentes e irreversibles.
Ramsés me interrumpió incrédulo y ofendido. Susurraba mientras se marchó a su recámara con un tono hiriente: que para él, ahora quedaba claro el por qué su madre me había dejado. Quise replicarle que había sido todo lo contrario, pero no quise seguir llamando a la mutante de su madre (mutante) enfrente de él, para evitar así un alejamiento irreconciliable. A pesar de eso, me pareció prudente dejar bajo la puerta de su habitación, uno de los panfletos tipo cuestionario que entregamos a los nuevos visitantes en nuestras reuniones mensuales.
Escuché detrás de su puerta cuando cogió el papel. Solo bastaron unos segundos y sentí como lo estrujaba entre sus manos mientras repetía que los dos estábamos locos.(Se refería a la mutante de su madre y mí).
Inconforme y desesperado por su reacción, le supliqué desde el otro lado de la puerta que desdoblara el papel y lo leyera. El silencio no se hizo esperar e insistí casi con lágrimas en los ojos. Intenté de mil maneras que me hiciera caso hasta que finalmente accedió.
Eran muchos años conviviendo con mi hijo como para no darme cuenta que el sarcasmo y la ironía arropaban su voz. Y entonces, comenzó a leerlo en voz alta sin siquiera abrirme la puerta:
A.V.A.I.M.E.
Asociación de Víctimas Anónimas e Involuntarias por Mutantes Encubiertos.
CUESTIONARIO Y LISTA DE CHEQUEO PARA PREVENIR MUTANTES EN CASA
Estimado amigo:
Esta es la mejor herramienta con la que usted cuenta para prevenir estafas por mutaciones silenciosas de su futura esposa.
Para empezar, es necesario que se pregunte: ¿Qué tan detallado ha observado a la madre de su futura esposa? Una vez lo haga, inmediatamente haga la respectiva proyección fisonómica para tener un pequeño abreboca del futuro inminente... ¿Cómo que nunca se lo había preguntado antes? ¿Que le parece perverso? ¿Que en su caso, sí lo ha intentado, pero que la vieja pasó a mejor vida?
Si esta última es su situación, intente conseguir de inmediato una de esas fotitos familiares donde aparezca su suegra. Hable con su mujer y exíjale alguna fotografía de la difunta. Eso sí, de la más recientes; no caiga en la típica trampa de que le hagan creer que su propio futuro está a salvo mientras le exhiben cualquier fotografía en blanco y negro donde la susodicha aparezca radiante posando espléndida sin mostrar aún las evidencias de su inexorable mutación. No se deje embelesar con comentarios como: "¿Verdad que somos igualitas, mi amor?". "Qué bella era mi mamá ¿no te parece?" ¡No lo permita! Ese es el error más común en todas nuestras victimas inscritas en el A.V.A.I.M.E.
Recuerde, usted quiere ver una foto reciente y, si es en la playa mejor. De ahí usted podrá tomar una decisión a tiempo que podrá salvarle la vida ¿Y por qué no?, el bolsillo. Porque cuando la mutación de su mujer haya comenzado, no habrá marcha atrás. Gastará fortunas intentado contrarrestarla, pero será inútil. Todavía está a tiempo, visite a su futura suegra de inmediato y cerciórese de los siguientes puntos:
BIGOTE: Lo primero que usted debe descartar es el bigote. Aunque le cueste un mundo, haga un esfuerzo sobrehumano y salúdela con un beso prolongado. No desaproveche la oportunidad y con el ojo que mejor domine haga un enfoque en su bigote y con el otro ojo haga un acercamiento visual en su mentón. Si se percata de la existencia de ese bello desagradable que emula al vello púbico pero facial. Esta es la primera señal de alerta. No piense que su mujer no correrá con el mismo infortunio.
Si el bigote de su futura suegra no fue un problema, no significa que se va a ir corriendo a los brazos de su amada. ¡No! ¡No lo haga! Aún quedan muchos tips por descartar:
VÁRICES, UÑEROS Y JUANETES: Sea persuasivo y hágase de su confianza. Ofrézcale a su suegra un masaje en los pies. Por favor, sin insultos, que nosotros no tenemos la culpa. Solo queremos ayudarle.
Ármese de valor y remueva el calzado que le protegen los pies y levante poco a poco la falda o dormilona (depende del caso o la hora) y fíjese atentamente en sus pantorrillas. Tenga en cuenta que las várices se heredan y esta inflamación en las venas y cambio de color en las mismas. Créame le sucederán a su mutante en su debido momento. Si su suegra tiene las piernas como un mapa fluvial del estado Bolívar, considere seriamente en abandonar la misión y no vuelva más a esa casa.
Con las uñas y juanetes, usted lo que necesita descartar aparte de la pelambre en su empeine, es la textura de la piel. Los juanetes de su mutante serán capaz de convertir los pies de su amada en una imitación de las patas del Frodo (The Lord of the rings) o aún peor, como en testimonios que hemos presenciado de nuestros participantes donde indican sentir que conviven y duermen en la misma cama con el mismísimo Condorito. Tampoco usted querrá amanecer con una “persona” que con sus uñas sugiera que cambia trucos por golosinas.
ALIENTO Y DENTADURA: Otro tema que es muy importante es su aliento y en la forma de pronunciar las palabras. Debe percatarse de la cantidad de saliva que almacena entre cada oración, cuanta de esta saliva salpica a su alrededor y cuanta se queda retenida en sus fauces. Acérquese e intime con ella. (En plan secreteo) hágale creer que usted es su confidente. Perciba el olor de su aliento. Aunque usted no lo crea, el aliento es otro de los puntos más dramáticos de estas mutantes. Si usted piensa que su mujer nunca contará con esa dentina de mescolanza de babas viejas y añejas, se equivoca. La mutación no perdona y ahora usted quizás goce de los privilegios de las endorfinas sexuales que le invocan placer cuando besa a su pareja, pero… eso no será eterno… así que asegúrese del grado de acidez o/y putrefacción en su aliento.
La dentadura es fundamental. En este caso, se mantiene intacta a la de sus mejores momentos. El problema surge con las arrugas. No hay nada que una carita bonita pueda disimular, pero cuando llegue el momento de la mutación, le tocará convivir con un pequinés con mal aliento.
NALGAS: Vaya si esta es importante. Aquí será un poco difícil descartarla si ella suele vestirse con esos batones que la hacen parecer a Walter Mercado. En este caso, no hay mejor prueba que llevarla a la playa.
Ya le dije que los insultos son innecesarios. Tampoco le ayudarán a usted. Aquí quien está de su lado somos nosotros. Así que por favor no nos siga insultando y continuemos…
Cuádrese una playita en familia. Lleve consigo cámara fotográfica, snorkel, lentes de sol (bien oscuros) y lo más importante, su propio vehículo, en caso que tenga que huir y dejar botado a todo el mundo. Los lentes de sol son para que pueda permanecer periodos prolongados de observación. El snorkel es para verla a través del agua. Esta experiencia puede ser perturbadora. Si se da el caso que la muy sinvergüenza se mee con el pasar de las olas, o percibe burbujas inesperadas también son un indicativo de su propio futuro. Su mutante lo hará con usted. La cámara es simplemente por si quedan dudas de la deformidad, desenvolvimiento al andar y sobre todo: postura y resultado final mientras permanece tumbada en la silla plegable. Lleve estas fotos consigo y coméntelas con sus amigos de confianza. Alguien con quien pueda usted esperar un consejo de amigo y no alguien que le hunda para siempre.
VERRUGAS: …
En ese momento, Ramsés detuvo su lectura. Se me hizo extraño, en vista que apenas comenzaban las más importantes de la lista. Se escuchaba movimiento dentro de su habitación. Un constante abrir y cerrar de gavetas me indicaban que Ramsi buscaba algo. Al rato, abrió la puerta y con una expresión de puntos suspensivos, me entregó una especie de volante propagandístico, no sin antes decirme:
—Por esto te abandonó mi madre.
Enseguida me cerró la puerta en la cara y yo me quedé allí, como esperando algo más.
Nunca imaginé que leería algo parecido. El título del volante decía: M.E.E.M. (Mujeres Estafadas por Esposos Mutantes) le invita a participar de nuestro 160 aniversario en una reunión…
Nunca imaginé que leería algo parecido. El título del volante decía: M.E.E.M. (Mujeres Estafadas por Esposos Mutantes) le invita a participar de nuestro 160 aniversario en una reunión…
Y ahí lo explicaba todo.
Jamás sospeché de su existencia. Lo reconozco. Confieso que quedé anonadado, pero lo cierto es que desde entonces, entendí que las mujeres siempre serán mutantes, eso sí, mucho más organizadas que los hombres.
Jamás sospeché de su existencia. Lo reconozco. Confieso que quedé anonadado, pero lo cierto es que desde entonces, entendí que las mujeres siempre serán mutantes, eso sí, mucho más organizadas que los hombres.
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